martes, 25 de septiembre de 2012

El hombre que convirtió su casa en una biblioteca pública

♦ Hernando Guanlao es un hombre de 60 años que vive en Manila, Filipinas.
Desequilibros / España
20/09/2012 - 14:03 hs.

          Si sacas todos tus libros a la puerta de casa podrías esperar que desaparecieran en un momento. Pero un hombre de una barrio humilde de Manila lo intentó… y descubrió que su colección aumentaba.

          Puso los libros, apenas 100, en la puerta de su casa para ver si alguien quería pedir prestado alguno. Lo hicieron. Y a la hora de devolverlos, traían otros nuevos para añadir a la colección. Así nació la biblioteca.

          Hernando Guanlao es un hombre decidido de 60 años con una pasión: los libros. 
Conocido por el apodo de Nanie, ha creado una biblioteca informal e improvisada, en la puerta de su casa en el centro de Manila, con el propósito de contagiar a sus vecinos y compartir su pasión por la lectura.




          La idea es sencilla: los lectores pueden llevarse tantos libros como quieran, durante el tiempo que quieran. Incluso de forma permanente. Como dice Guanlao: "la única regla es que no hay reglas".

          Puede pensarse que la aventura terminaría en que todos sus libros acabarían por desaparecer.

          Pero, al contrario, en los 12 años que lleva en marcha su biblioteca -o como él la llama, su club del libro- su colección ha crecido en lugar de disminuir, a medida que recibía más y más donaciones.

          "Me parece que los libros me hablan; eso es porque cada vez hay más" dice con una sonrisa. "Los libros me dicen que quieren ser leídos; quieren circular de mano en mano".Guanlao comenzó su biblioteca en el año 2000, poco después de la muerte de sus padres. Quería honrar su memoria y se le ocurrió que la mejor forma de hacerlo era promover el hábito de lectura que él había heredado.

          "Ví mis viejos libros de texto y se decidí compartirlos públicamente".Así que puso los libros, apenas 100, en la puerta de su casa para ver si alguien quería pedir prestado alguno. Lo hicieron. Y a la hora de devolverlos, traían otros nuevos para añadir a la colección. Así nació la biblioteca.

        A día de hoy Guenlao no sabe con certeza cuántos libros tiene, pero fácilmente pueden llegar a 2000 ó 3000, apilados en estantes y cajas frente a su casa; el coche hace tiempo que fue desplazado fuera del garaje y los libros invaden hasta la escalera interior.



          La biblioteca no hace publicidad pero, de alguna forma, cada día se produce un flujo constante de personas que llegan hasta ella.

          El día que visitamos la biblioteca, algunos comerciantes se acercaron durante la hora del almuerzo; un hombre de la localidad se llevó prestado un pesado volumen de la historia del Evangelio según San Juan; y algunos escolares se llevaron varios libros de texto, aunque también me di cuenta de que se llevaban alguna revista de moda.

          La biblioteca está abierta 24 horas los 7 días de la semana. La única protección con la que cuenta son unas fundas de plástico, no por seguridad, sino para aislar los libros de la lluvia. 
No cuenta con registros ni inventarios ni procedimientos de entrega y devolución: eso solo retrasa la interacción libro-lector. Solo se da cuenta de que un libro falta por los huecos en las estanterías.

          Pero son las personas como Celine las que ayudan a mantener la biblioteca. Vive en al misma calle que Guenlao, y llegó con dos grandes bolsas de libros, algunos para devolver y otros con la intención de donarlos. Asegura que le encanta el proyecto de la biblioteca porque los filipinos, especialmente los que no son ricos, tienen un acceso muy limitado a los libros.

          "No he estado en ninguna biblioteca pública excepto en la Biblioteca Nacional de Manila, pero está tan lejos que no es posible pedir libros prestados".
El precio medio de un libro en Filipinas puede ser de unos 300 pesos (unos 6 euros); los importados, especialmente los libros para niños, pueden llegar a doblar esa cantidad.


          "Teniendo en cuenta el nivel de renta de la población, los padres tienen otras prioridades".

          Para ayudar a las comunidades más pobres de Manila, Nanie Guanlao no espera a que le encuentren; él mismo las visita con su bicicleta-libro, con una enorme cesta repleta de libros.

          Pero también se preocupa por la gente de fuera de Manila. Ha donado varias cajas de libros a un hombre que trata de poner en marcha un proyecto similar al suyo en la provincia de Bicol, a unas diez horas de coche de Manila. Y su próximo proyecto es ayudar a una amiga a poner en marcha una biblioteca en el extremo sur del país: quiere poner en marcha un barco-libro que recorra las islas de Sulu y Basilan, una zona conocida como refugio de rebeldes separatistas, lo que impide cualquier acceso a la literatura.
          Guanlao se esfuerza por popularizar el concepto de que hay poder en los libros y en la lectura. Por eso ha desarrollado un programa de capacitación y orientación en las comunidades interesadas y está en trámites de crear una organización sin animo de lucro para asegurar la continuidad del proyecto.



          Nos sentamos bajo el sol del mediodía en la puerta de casa de Nanie Guanlao, y mientras observamos cómo la gente ojea su colección, me cuenta por qué cree que vale la pena invertir todo su tiempo a mantener la biblioteca, hasta el límite de renunciar a su trabajo y vivir únicamente de sus ahorros:


          "No se les hace justicia a estos libros abandonándolos en un armario o en una caja"
"Un libro debe ser utilizado y reutilizado. Tiene vida propia, tiene un mensaje"
"Como cuidador de libros te conviertes en un hombre completo"




Fuente: BBC / Desequilibros

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Semana de las Bibliotecas Populares en Tecnópolis

♦ A partir del 23 de septiembre, bajo el lema "Festejamos la cultura"
Conabip
19/09/2012 - 12:07 hs.

Predio de Tecnópolis

En el Día de las Bibliotecas Populares y 142º aniversario de la CONABIP, comienza en Tecnópolis la “Semana de las Bibliotecas Populares”.

          La propuesta contará con diferentes actividades como: lecturas colectivas con personalidades de la cultura, shows musicales, la presencia de los bibliomóviles, juegos y hasta una muestra de fotos permanente. Compartimos a continuación el cronograma de actividades.

Día de las Bibliotecas Populares
Domingo 23 de septiembre 15 hrs.
  • Parque del Conocimiento (frente a la Nave de las Ciencias)
  • Relatos y lecturas colectivas a cargo de Juan Sasturain, Lola Berthet, Tomás Fonzi, Dario Sztajnszrajber, entre otras personalidades de la cultura.
  • Muestra fotográfica permanente.
  • Actividades para toda la familia.
  • Shows Musicales.

Semana de las Bibliotecas Populares
Lunes 24 al el 29 de septiembre de 12 a 18 hrs.
  • Parque del Conocimiento (frente a la Nave de las Ciencias)
  • Actividades con Biblomóviles de la CONABIP.
  • Espectáculos al aire libre para toda la familia.
  • Delivery de cuentos.
  • Libro de juegos.
  • Sabias que...?: historias que expanden el conocimiento.
  • Torneo de piropos y adivinanzas.
  • “Erase una vez...un libro”. Con magia, malabares y mucho humor.
  • “Susurros y susurradores”.


Fuente: Conabip

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Sabías qué...

♦Para todos los fans de la literatura, datos de interés que quizás no sabían:


Yvonne Craig como Batichica

  • En la serie de Batman que protagonizaba Adam West en 1966 decidió darse un giro a la trama, y se introdujo a Batichica, quien ya había aparecido en el comic varios años atrás. En la serie, la joven era la hija del Comisionado Gordon, Bárbara, quien trabajaba como... bibliotecaria en la Biblioteca Pública de Ciudad Gótica. Así es, una heroína que puede catalogar, clasificar, y patearte el trasero en una misma noche.

  • El Autor de la célebre Mafalda, Quino, comentó en varios medios extranjeros que llegó a odiar su creación, ya que veía inverosímil que una niña pequeña se hiciera constantemente tantas preguntas sobre el mundo y el futuro. En cambio, disfrutaba más dibujar a Libertad, que participaba menos y destacaba por su marcada personalidad.


  • Antes de ser publicado, Harry Potter y la Piedra Filosofal fue rechazado por más de una docena de editoriales. Hoy en día, se estima que las ganancias de J.K. Rowling gracias a la saga son a perpetuidad, lo que significa que seguirá ganando sinero después de su muerte.

  • Gabriel García Márquez nunca usa el adverbio "mente" cuando escribe. (Ej: "Él estaba locamente enamorado de ella")

  • Lewis Carroll, el autor de "Alicia en el país de las maravillas", era el mayor de 11 hermanos, todos ellos tartamudos.


Hasta acá por hoy, no estoy en casa y son las que recuerdo. 
¡Espero empiecen muy bien la semana!



Walkiria B.

martes, 11 de septiembre de 2012

Denuncia a Editorial Pelícano

 Autores publicados en su proyecto "Se busca autor" denuncian incumplimiento de contrato.
Bitácora Cultural
11/09/2012 - 20:14 hs.

      Hace apenas un rato leí en Lee.Sueña.Vuela que la Editorial Pelícano está siendo denunciada públicamente por muchos autores que publicaron sus obras a través de su proyecto "Se busca autor".

         Al parecer la editorial cerró muchos contratos que luego resultaron ser algo vagos en algunos aspectos, y directamente incumplidos en otros.

        Los autores denuncian no recibir las regalías, no saber donde están distribuidos sus libros, y lo peor, que la dirección física de la editorial en EE.UU. es falsa. Además, hacen oídos sordos a las quejas y dudas de los autores, no contestándoles los llamados telefónicos ni los mails.

      La editorial ya había realizado con anterioridad una maniobra fiscal para evadir impuestos, al cambiarse el nombre alegando que era un movimiento común siendo ellos parte de un colectivo de editoriales.

Y en: Bitácora Cultural, donde se encuentra el artículo completo de "Se busca autor... y editorial fraudulenta", detallando las experiencias de autores estafados.

 MI OPINIÓN

          Me siento francamente ofendida por esta actitud, como lectora, bibliotecaria, amante de los libros, pero sobre todo como una defensora de la propiedad intelectual. No hay derecho a especular o lucrar con algo que no te pertenece sin el debido consentimiento del dueño.

          Hay que estar muy alerta con las editoriales que prometen muchas cosas con pocos requisitos, y sobre todo cuando se es inexperto, porque muchas veces resultan ser estos turros que se abusan de la confianza que uno deposita en ellos. Este tipo de gente muchas veces logra que uno le quite mérito o desconfíe de las pequeñas editoriales, siendo que muchas la vienen remando desde el día 0 y trabajan honestamente para dar a conocer lo que ellos consideran buenas obras.







domingo, 9 de septiembre de 2012

Literatos I

♦ Clarín entrevistó a Rachel Engelman, escritora estadounidense que reside en Argentina. 

Azar y medialunas. Una jovencísima escritora estadounidense busca un lugar en el mundo que le permita trabajar medio tiempo y así dedicarse a narrar. Le hablan de Buenos Aires, ciudad de cafés y panaderías, y decide probar, sin más. ¿La sorpresa? No se escribe por tener tiempo libre sino por tener algo para relatar.

En una charla con Clarín, Rachel envía este bello texto autobiográfico, que la representa:

          Vine a Buenos Aires no porque tuviera un deseo particular con respecto al país propiamente dicho sino porque buscaba un lugar tranquilo para escribir. No tenía grandes expectativas con la ciudad, y sabía muy poco de su cultura o su política. Eran cosas que no consideraba demasiado importantes. Podría haber elegido como ciudad Madrid, Hong Kong o Venecia . Acababa de terminar la universidad y lo único que quería era irme a algún lugar lo suficientemente lejano como para poder escribir historias sin todas las distracciones de mi vida.

          Me recibí de licenciada en literatura en 2007 en una universidad de una ciudad pequeñita en el norte del Estado de Nueva York que parece salida de una pintura de Norman Rockwell. De ésas que tienen restaurantes anticuados ycamareras maternales que te llaman “corazón” y te llenan la taza de café una y otra vez. La gente era muy amable; las calles, muy limpias y los parques estaban llenos de patitos, pero por alguna razón, yo no quería quedarme ahí. Me resultaba un lugar demasiado pintoresco, demasiado agradable para producir narrativa verdaderamente buena. Me sentía ahogada por toda esa serenidad. Me imaginaba caminando días enteros por esas callecitas encantadoras con un cono de helado en la mano,descuidando el libro que se suponía debía estar escribiendo.

En 2007, junto a sus padres y hermanos.
          Pensé que debía irme de los Estados Unidos para poder tener un trabajo con un horario reducido y escribir. La mayoría de mis pares emigró a Brooklyn, en Nueva York, la nueva Meca de los Jóvenes con Inclinaciones Artísticas. Los barrios de Williamsburg y Bushwick se habían llenado de graduados recientes, todos artistas, fotógrafos, críticos gastronómicos y novelistas esperanzados. Les quedaba, no obstante, poco tiempo para desarrollar su arte teniendo que trabajar con horario completo para pagar los escandalosos alquileres . Yo tenía muchos amigos escritores que no escribían y amigos artistas que no hacían arte. Trabajaban, en cambio, como mozos, atendían bares. Yo me preguntaba a mí misma para qué todo eso.

          En la universidad, mis profesores me habían estimulado lo suficiente como para hacerme creer que podía ser escritora. Tenía veintidós años y la idea de una vida predecible me deprimía . Estaba convencida de que sólo quien se iba muy lejos podía encontrar el solaz indispensable para escribir bien.

          Varios otros estaban haciendo lo mismo –se mudaban a países extranjeros para cumplir vagas fantasías–. Una pareja que conocía se fue a Berlín en pos del mito de una ciudad de artistas. Otra se trasladó a París porque él había leído París es una fiesta , y quería vivir como Hemingway y Fitzgerald. Una vecina se fue a Nueva Zelanda porque había oído decir que se podía comprar un auto por cuatrocientos dólares.

         Nuestras razones eran abstractas –un mito literario o un auto barato o la promesa de arte nuevo–. Mi objetivo se podía alcanzar en cualquier parte. Después de 22 años en Estados Unidos, estaba harta del mismo ruido estadounidense. Todas las conversaciones me parecían conocidas.

          Ansiaba alienarme y perderme en una multitud de caras desconocidas. Sabía que el país que eligiera tendría su propio ruido, pero al menos sería en otro idioma. Los problemas sociales y políticos no me afectarían. Creía que podía cerrarme al mundo y escribir en paz.

          Había oído hablar bien de Buenos Aires. Después de haber pasado un año allí, una amiga describía detalles afectuosos como el olor de las panaderías al amanecer. Decía que era una buena ciudad para recorrer caminando, y me aseguró que tenía bastantes museos y teatros si alguna vez me aburría . No fue difícil convencerme. Después de todo, me mudaba allí para escribir, no para ser turista. Quizás hasta era mejor que la ciudad “no” me gustara, porque de esa manera podría leer todos los libros verdaderamente densos que venía evitando.

          Dije en casa que estaría afuera por lo menos un año. Mi abuela protestó a gritos diciendo que podía ser escritora en los Estados Unidos. Mis amigos expresaron una mezcla de desconcierto y admiración. Mi primo me preguntó dónde quedaba Argentina y si era como México. En el aeropuerto, mamá me susurró al oído: “No sientas vergüenza de volver antes. Al menos, ‘lo intentaste’”.

Ahora, Bs. As., en la librería inglesa donde dicta sus talleres.
         Llegué a Buenos Aires en el verano de 2008, y encontré un departamento en Barrio Norte. Me sorprendió no poder encontrar una habitación con argentinos auténticos –todos los departamentos online se alquilaban a extranjeros–. Me instalé, pues, con un chef colombiano, un francés estudiante de política y una chica austríaca muy linda que fumaba una cantidad tremenda de cigarrillos. La casa estaba todo el tiempo llena de visitantes y ruido, y me sentí consternada al constatar que no era tan diferente de la universidad.

          El golpe más duro fue descubrir que mi habitación carecía ostensiblemente de escritorio. El que había visto en el aviso había desaparecido cuando llegué. Durante el primer mes, acercaba mi silla a la cama y usaba el colchón como mesa. Era muy frustrante. Con lalapicera laceraba las páginas y me dolía la espalda de tanto estar inclinada. El ruido de la calle y de mi living me estaba matando. Empecé entonces mi período de caminatas largas y agotadoras.

          Las caminatas estaban destinadas principalmente a sacarme de la casa. Descubrí cosas que nunca había visto en los Estados Unidos:afiladores de cuchillos que pedaleaban para hacer girar sus discos abrasivos y ofrecían a gritos sus servicios con voces roncas. Paseadores de perros con diez animales en cada brazo. Adolescentes con uniformes que parecían delantales de laboratorio, besándose furiosamente en la calle. Fábricas de maniquíes manejadas por judíos jasídicos –me acuerdo de haber visto una tarde a un ortodoxo con las colas de su traje ondeantes, llevando una mujer de plástico desnuda debajo de cada brazo–.

          Escribí esas cosas, aunque sin escribir historias en torno de ellas. Tenía una teoría acerca de la distancia: el escritor tenía que abandonar un lugar para poder escribir bien sobre él. De lo contrario, estaba condenado al sentimentalismo.

          En todos los sitios a los que iba, me preguntaban por qué había elegido Buenos Aires. No los satisfacía escuchar “Vine a escribir”. Me preguntaban “¿ Pero por qué acá ?” Al principio, me sentía incómoda por no dar una respuesta que bastara. A veces me resultaba mejor mentir: “Vine a estudiar español”, decía como si el pretérito perfecto fuera la pasión de mi vida.

          Pasado el primer año, encontré un departamento más tranquilo. Tenía un cuadro grande de un oso polar y un escritorio blanco largo que se parecía a un iceberg. Hay un mito argentino según el cual viviendo en un país el tiempo suficiente, el idioma se absorbe por ósmosis . Naturalmente, es una gran mentira y tuve que estudiar mucho. Hubo muchos momentos humillantes en el camino: chistes mal interpretados, lunfardo mal utilizado. A menudo me sentía como una chica demasiado vieja y demasiado alta aprendiendo a patinar sobre hielo.

          Con el tiempo, empezaron a sucederme una serie de cosas extrañas y afortunadas. Primero, conseguí un empleo en una película de época , trabajando como acompañante de actores extranjeros. Me hice amiga de los primeros argentinos y mi idioma mejoró.

          Aceptaba el trabajo que fuera para pagar el alquiler. Vendí libros en la calle en Palermo, organicé un ciclo de cine en mi terraza, donde vendía budín y vino. Di clases de inglés a ejecutivos ricos, esposas aburridas ysobreexigidos chicos de 15 años obligados a aprender los sonetos de Shakespeare.

          Después de un tiempo, empecé a organizar talleres de literatura y escritura en una pequeña librería inglesa en San Telmo, llamada Walrus Books. Me agrada pensar que es el equivalente de Shakespeare & Co. en París: un refugio de bellos libros usados y viejas alfombras rojas y el fondo de Billie Holiday cantando bajito. Mis alumnos eran argentinos y estadounidenses y británicos y brasileños y yo les enseñaba a J.D. Salinger y Flannery O’Connor. El lugar era, y es, para mí un santuario en un país extranjero.

          Durante todo ese tiempo, escribí mis relatos. Escribía lentamente, porque esa es mi manera de escribir, pero sentía que estaba llegando a algo. Por momentos, era una vida de aislamiento. La soledad tiene algo, sin embargo, que hace que la vida sea más vívida.

          Cristaliza hechos y les da dimensiones finitas como a un diamante. Todo se agudiza.

          Después de dos años en Buenos Aires, conocí a un muchacho y me enamoré. Fue la manera más contundente en que la Argentina dejó de ser un telón de fondo para convertirse en parte de mi vida. Me presentaron a una familia: eran graciosos y teatrales , y ofrecían cenas ruidosas y animadas que parecían salidas de una película de Fellini. Yo no estaba acostumbrada a los apodos –me presentaron a la hermana de mi novio como “la gorda” y al hermano, como “el enano”–. Un fuerte impacto para una estadounidense.

         El mes pasado fui a cenar a la casa de mi novio. Tuvimos una gran fiesta y quedaron muchas botellas de vino sobre la mesa. El más joven de los hermanos se levantó con torpeza al final de la noche y empezó a cantar un tango aguardentoso. Al comienzo, todos se rieron. Estaba imitando a un cantor viejo y ciego, y sacudía las manos y temblaba al cantar. Después de un momento, su voz no obstante se alisó y se volvió suave y melodiosa. Empezó a cantar en serio y dejamos de reírnos. Esa era la música de su infancia. Miré hacia la mesa y observé cómo su abuela movía los labios siguiendo la letra. Y allí estaba yo, en medio de una familia argentina, la extranjera entre ellos, entonando con todos Canta pajarito .

        Fue entonces cuando me di cuenta. Con expectativas mínimas respecto de Argentina, había terminado en la cuna de una familia. No es posible apartarse de la vida para escribir sobre ella. La vida inevitablemente se entremete. Me había obsesionado tanto con el acto de escribir que intentaba dejar de vivir. No hay un lugar idílico que continúe siendo siempre un telón de fondo. Estando el tiempo suficiente, todo lugar adquiere la dimensión de un hogar. Mi teoría sobre la distancia se desmoronó . Mis historias están cambiando y están subiéndose a ellas los personajes de Buenos Aires.

          En esa cena, pensé: tal vez no necesites silencio para escribir. Tal veznecesites ruido . Una familia es ruido y el amor es ruido y el trabajo y los amigos son ruido. Ahora me encuentro en el medio de este caos y mi vida está inundada de historias.

♦ MI OPINIÓN

          Quise reproducir en primer lugar esta entrevista, porque me parece muy importante recordarles a todos los escritores, y a todos los que desean serlo, que no deben copiar las experiencias escritoras de los demás para tener éxito.

          No deben ir a escribir a un café durante 10 horas diarias sólo porque Rowling lo hacía, o vivir en el caos porque le funcionaba a Fogwill. Cada persona es única, y por eso es importante encontrar tu lugar en el mundo, y tu forma de fluir, en la vida y la literatura.

          El caso de Rachel me parece casi poético, y me deja pensando en todas esas cosas que nosotros no apreciamos y enamora a los extranjeros de nuestro país.



Fuente: Clarín.com

¡Inaugurando nueva sección!

♦ Literatos, sección de experiencias propias y tomadas de diversos medios con el mundo de la literatura.


       Desde hace un tiempo, y por cuestiones de estudio, suelo asistir a eventos en los que me encuentro a escritores, bibliotecólogos, críticos literarios, correctores, editores. Y por experiencia propia puedo decir que en su gran mayoría son personas simpatíquimas y abiertas a charlar.

      Ahora que finalmente abrí el blog, me parece interesante publicar algunas de esas charlas, y en algunos casos entrevistas, que voy viviendo. 

    También transcribiré esas grandes joyas que salen publicadas en revistas literarias y muchas veces pasan desapercibidas, porque claro, no todas esas revistas están hechas para leer el domingo a la mañana con el café.

    Espero que con el tiempo esta sección vaya tomando forma, y que los lectores y protagonistas lo disfruten tanto como yo recopilando sus historias.

¡Nos leemos pronto!





Walkiria B.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Septiembre: Mes de las Bibliotecas Populares


Septiembre es el mes de festejo de las Bibliotecas Populares
CONABIP
08/09/2012 - 9:34

        Para celebrarlo, y nucleando esfuerzos con la CONABIP, bibliotecas de todo el país realizarán diversas actividades, de acuerdo a sus recursos y posibilidades, durante todo el mes.

Acerca de la CONABIP

       "La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) es el organismo dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación que fomenta el fortalecimiento de las bibliotecas populares en tanto organizaciones de la sociedad civil e impulsa su valoración pública como espacios físicos y sociales relevantes para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía.

       Su función es orientar y ejecutar la política gubernamental, a través de un modelo de gestión asociado que favorezca la consolidación del carácter autónomo de este movimiento social único conformado por casi 2 000 bibliotecas y 30 000 voluntarios que, a lo largo y a lo ancho del país, despliegan sus acciones desde hace más de 141 años."
CONABIP - Institucional

Cronograma de actividades [Click en el título]

♦ MI OPINIÓN


       Creo que no hace falta que diga nada, dado que trabajo para ese lado oscuro que son las Bibliotecas Públicas. Los que puedan, visiten tantas biblios como puedan, porque todas están haciendo cosas hermosas, y gratuitas.

        Una buena opción para hacer algo diferente, y acercar a los chicos a la lectura sin que se den cuenta. Así como CONABIP nos mantiene unidos como institución, nosotros debemos unir a los usuarios.




Fuente: CONABIP

viernes, 7 de septiembre de 2012

Imagen: Bibliotecarios


Traducción al cartel en el escritorio: "Buscador"
           ♦ MI OPINIÓN 

          Cada vez que veo esta imagen me saca una sonrisa. A veces quisiera que los chicos (¡pero por sobre todo los adultos!) recordaran que buscar información en libros no es una carrera contra el tiempo, sino un proceso que, si es acompañado por el material adecuado, terminará abstrayéndonos del tiempo.

          Pero cada vez que tengo esos delirios de siglo XV recuerdo que estamos en el siglo XXI, y la gente siempre está apurada.