lunes, 8 de octubre de 2012

Historia de la bibliotecaria de Auschwitz se convierte en una novela

♦ Dita Kraus tiene 82 años y cuidaba los libros en el campo de concentración.

CooperativaCL / Chile
30/09/2012



ACERCA DE DITA KRAUS

          Su nombre es Dita Kraus y tiene 82 años. Su historia ha sido recogida por el novelista Antonio G. Iturbe en la novela "La bibliotecaria de Auschwitz", que parte de hechos reales para crear una historia de ficción en la que ella es una auténtica heroína de la cultura, encargada de la biblioteca clandestina del campo nazi.
          La bibliotecaria fue responsable de un pequeño oasis de cordura en mitad del horror de un campo de exterminio nazi, una biblioteca mínima que, si bien no ayudaba a sobrevivir, sí aportaba un resquicio de esperanza.

          Pero la Dita Kraus real asegura, en una entrevista con EFE en Praga, que no se considera como tal. "Ni fui especialmente fuerte, sólo que siempre tuve la convicción de que no iba a morir, que no acabaría en la cámara de gas", declaró al recordar su dura infancia.
          Kraus llegó a Auschwitz cuando tenía 13 años, procedente del gueto judío de Terezin, en la República Checa. "Cuando niña era responsable de los pocos libros que había allí. Era algo único que no existía en otros campos de concentración", relata.

          En realidad, de esos doce o catorce libros, sólo se acuerda de uno: "Estoy totalmente segura que allí estaba 'A short history of the World'", del novelista fantástico y filósofo británico H.G. Wells.

          Kraus se encargaba de cuidar de esos libros, "algunos sin tapas", y prestarlos a los demás niños, aunque afirma que los libros no ayudaban a sobrevivir. "No jugaban ese papel".

          Los libros en Auschwitz, recuerda esta mujer octogenaria, les llegaban de manos de un presidiario polaco que seleccionaba la literatura en checo para los niños del barracón 31, cuando los nuevos presos llegaban a la rampa de acceso y eran despojados de sus bienes.

          El paso por Auschwitz marcó para siempre a Dita. "Perdí a toda mi familia allí: mis padres y abuelos, y todos mis tíos y tías", lamentó.
          “Pienso que si uno cuenta que personas fueron enviadas a la cámara de gas, nadie se lo puede imaginar”, narra con la voz entrecortada, como si tuviera un nudo en la garganta.

          Aún hoy sufre a menudo pesadillas por lo que sucedió a uno de sus parientes: “Mi suegro pasó por eso, no supero la selección del doctor (Josef) Mengele. Y por él pienso en estas cosas. Y no es una muerte rápida”.

          “A veces me viene ese sentimiento, y me identifico con el sufrimiento que debían tener en la cámara de gas, que parecía como una ducha. Y en vez de agua, llegaba gas y empezaban a ahogarse, a gritar y a angustiarse unos por otros”, recuerda la checa.

          Y sufre hoy al ver como “esas madres sujetaban a sus hijos para que no les llegara el veneno. Esto lo experimento y creo que es una de las peores ideas que puede existir”, añade.


ACERCA DEL LIBRO


Título: La Bibliotecaria de Auschwitz
Autor: Antonio G. Iturbe
Editorial: Planeta

Sinopsis:
Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle, Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo su vestido los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca. 

En medio del horror, Dita nos da una maravillosa lección de coraje: no se rinde y nunca pierde las ganas de vivir ni de leer porque, incluso en ese terrible campo de exterminio, «abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones». 

Una emocionante novela basada en hechos reales que rescata del olvido una de las más conmovedoras historias de heroísmo cultural.

El autor

Antonio G. Iturbe

Antonio G. Iturbe (Zaragoza, 1967) lleva veinte años dedicado al periodismo cultural. Ha sido coordinador del suplemento de televisión de El Periódico, redactor de la revista de cine Fantastic Magazine y trabaja desde hace dieciséis años en la revista Qué Leer, de la que actualmente es director. Ha colaborado, entre otros medios, en las secciones de libros de «Protagonistas», Ona Catalana, ICat FM y la Cope, y en suplementos de cultura de diarios como La Vanguardia o Avui. Ha publicado las novelas Rectos torcidos y Días de sal, y es autor de la serie de libros infantiles «Los casos del Inspector Cito», traducida a cinco lenguas.





miércoles, 3 de octubre de 2012

Reseña: Artemis Fowl y su peor enemigo


♦ Título: Artemis Fowl y su peor enemigo
Título original: Artemis Fowl and the Time Paradox
Autor: Eoin Colfer
Editorial: Montena

♦ SÍNTESIS: 


          Han pasado tres años desde las últimas aventuras de Artemis y, ahora, es un chico normal. Hechas las paces con el mundo mágico y convertido en una persona respetable, solo hay algo que le preocupa: la salud de su madre que se deteriora por momentos. Según el médico, padece una rarísima enfermedad incurable y le quedan pocos días de vida. Pero Artemis guarda un as en la manga: conserva magia del mundo elemental y está convencido de que puede curar a su madre. Al no ser así, no le quedará otro remedio que pedir ayuda al mundo mágico que le asegura que el antídoto de la enfermedad de su madre está en el cerebro de un animal que el propio Artemis mató ocho años atrás. A Artemis solo le queda una posibilidad: volver ocho años atrás y recuperar el cerebro de ese animal…


 RESEÑA:

          En este sexto libro de la saga, nos encontramos con un Artemis de 15 años, tratando de vivir una vida lo más normal posible. Sólo por un detalle: su madre está enferma. Y cómo descubrirá más tarde gracias a la ayuda de las Criaturas Mágicas, no es una enfermedad normal. Deberá entonces volver a las viejas andadas, con ayuda de la siempre fiel Holly Short, para encontrar un antídoto que de hecho está perdido. 
Queda una solo solución: viajar en el tiempo a un momento donde ese antídoto todavía existía, y traerlo al presente. En este viaje descubre algo terrible: su yo del pasado era más cínico y amoral de lo que se recordaba. Luchando contra una parte de si mismo que ya le resulta inconcebible, deberá darse cuenta que a lo largo de los años su soberbia lastimó a mucha gente querida, y recuperar el antídoto mientras lucha con sus sentimientos de culpa y su recientemente adquirida madurez. 

♦ MI OPINIÓN:

          Este libro se hizo esperar muchísimo en Argentina ¡casi 3 años!, cuando el siguiente ya está disponible (y en mis manos), así que mis expectativas eran altas. Es una especie de ritual para mí esperar los libros que me parecen especiales y dignos en formato papel, por lo que me costó horrores no spoilearme nada, al menos importante.

          Debo decir que una grata sorpresa fue que apenas comenzar a leerlo, había varios pequeños chistes internos para los fanáticos de la saga. Hasta ahora, rara vez había encontrado bromas en los libros, y me parece que suma en general.

          Cuando terminé de leer el 5to libro (La cuenta atrás) creí que al haber regresado Artemis al presente siendo 3 años más joven, no iba a madurar nunca, y tendríamos muuuucho más de un nuevo Peter Pan. Por suerte, a pesar de seguir siendo un niño, debe y decide madurar, lo que nos permite verlo como un personaje casi nuevo. Es nuevo ver al pequeño e insoportable Artemis luchar contra la culpa por sus actos, descubrir que sus sentimientos por la gente en general y por Holly están mutando, y por fin caer en cuenta que siendo un delincuente perjudica muchas veces a gente inocente.

          Desilusiones: El título. El nombre original está buenísimo, ¿por qué no dejarlo? hace mucho más alusión a la trama que el elegido en español.

SPOILER [Seleccionar para leer]

          Quizás es porque ella nunca llegó a caerme bien como villana o como elfa (?), pero estoy re cansada de Opal Koboi. Por favor Eoin, no me canso de repetir, JUBILÁ A OPAL.

          El primer beso entre Artemis y Holly estuvo bastante bien resuelto. Todos sabíamos que pasaría, y el autor le dio estilo al momento. No puedo sacar de mi cabeza al Artemis pequeño pensando que él nunca besaría a una chica, y mucho menos si no es siquiera de su especie. Esa comedia le hacía falta a la saga, para desdramatizar.

FIN DEL ESPOILER





martes, 2 de octubre de 2012

Su biblioteca digital morirá con usted

♦ Apple y Amazon no permiten legar las canciones y libros adquiridos por sus clientes.
El País / Madrid
10/09/2012 - 21:18 hs.

          Toda una vida escudriñando en cubetas de tiendas de vinilos de segunda mano y clasificándolos obsesivamente en la estantería de casa acaban creando un patrimonio considerable. Hoy es un poco distinto. El obseso coleccionista, también el melómano corriente, compra rarezas, novedades y recopilaciones en tiendas digitales percutiendo el dedo índice sobre el ratón. El almacenamiento de música solo termina cuando al enfermo (reconozcámoslo, el coleccionista es carne de psicoanálisis) le sobreviene la muerte. Pero en ese interminable proceso de acopio siempre subyació un secreto anhelo de trascendencia: legar aquel tesoro a un heredero o, por qué no, a una fundación con el nombre de uno. El interesado debe saber que si la compra se ha hecho a través de la tienda de Apple, su obra magna se irá al otro barrio con él. Y lo mismo le sucederá a su biblioteca adquirida en Amazon. Usted ya no es propietario de un bien, simplemente el mero usuario de un servicio.
          Toda esta regulación, reseñada en la letra pequeña de las condiciones legales que uno acepta al comprar en el opaco mundo de las tiendas digitales, ha vuelto a generar un debate cuando el Sunday Timespublicó la noticia de que el actor Bruce Willis pensaba demandar a la empresa de la manzana por el asunto. Supuestamente, el protagonista de la Jungla de cristal llevaba gastada una fortuna en música comprada en iTunes y quería que sus tres hijas pudieran heredarla cuando él faltase. La noticia fue parcialmente desmentida por la mujer del actor en Twitter, pero para entonces el debate sobre las condiciones de las transmisiones de herencias culturales ya estaba servido.

          Uno ya no compra cosas, solo el derecho a usarlas. Algo muy estadounidense, pero de difícil asimilación en países como España. la filosofía empresarial, más allá de una protección contra la piratería al borde de la ley, no está clara. Porque Apple no da explicaciones. Ni de esto, ni de la mayoría de asuntos sobre los que se le inquiera que no tengan que ver con sus lanzamientos comerciales. "No tenemos una persona especialista que pueda hacer estos comentarios. No hacemos comentarios sobre este tipo de cosas. Yo preferiría que no. No tengo un comentario”. Paco Lara, responsable de comunicación de Apple, responde así a la pregunta sobre por qué la empresa de la que es portavoz actúa de este modo.

          Amazon solo remite, a través su agencia de comunicación, un párrafo con las condiciones legales para usuarios: “Salvo que se indique específicamente lo contrario, no podrá vender, alquilar, distribuir, emitir, otorgar sublicencias, ni de algún otro modo, asignar ningún derecho sobre el Contenido Digital o parte del mismo a terceros [...]”. Sobre por qué se aplican esas condiciones, ni palabra. Qué sucedería con nuestra biblioteca si los servidores o las propias empresas que prestan este servicio se fueran al traste, tampoco lo sabemos.

          La música o libros que compramos pertenecen a la cuenta del usuario mientras esté dada de alta. A veces pueden descargarse en otros dispositivos, pero siempre deben ir asociados a esa identidad. Amazon permite prestar los títulos adquiridos para Kindle, pero durante el periodo de tiempo que los tiene otra persona, desaparecen del dispositivo de su dueño (arrendatario). A cuya biblioteca, por cierto, dicha empresa tiene un inquietante acceso.

          En junio de 2009, la compañía vendió por error dos ediciones de 1984 y Rebelión en la Granja de George Orwell publicados por una editorial que no tenía sus derechos en EE UU. Amazon entró en los dispositivos de sus clientes, borró los libros que no debía haber vendido y les devolvió el dinero. Rápido y aséptico como un asalto nocturno. Como si la editorial entrase en casa mientras dormimos, revolviese en nuestra biblioteca y dejase un cheque sobre la mesa, como dijo The New York Times. A fin de cuentas, todo un atentado contra la propiedad privada como se entendía en aquel mundo de los objetos al que pertenecimos. Amazon se disculpó.

          “Es un desastre que otros no puedan disfrutar la biblioteca que has creado durante años. No quedará más remedio que dejar tu clave a los herederos. Pero es una barbaridad que creo que se mejorará en algún tiempo. A veces no damos la importancia que realmente tienen a estas cosas”, opina Fernando García, periodista especialista en ebooks y autor del blog Sin tinta. “El modo de distribución digital es distinto”, explica Paloma Llaneza, abogada experta en propiedad intelectual. “Son empresas con una jurisdicción diferente a la nuestra y las condiciones que firmamos están sujetas a un derecho extranjero. Internet es hoy un entorno de relaciones contractuales. El problema es que la posición negociadora de las partes no es la misma. Son conglomerados que imponen unas condiciones de prestación de servicio que decides si aceptas o no. Esto es un negocio basado en el concepto de modelo cerrado, es decir, solo podemos usarlos en sus dispositivos. Tu biblioteca está en sus servidores. Eso te hace dependiente del dispositivo y de la empresa y evitan problemas de derecho de autor. Algunos derechos de uso tienen contenido patrimonial y se pueden heredar. Pero la ley de propiedad intelectual no deja hacerlo en otros como las licencias de software”, añade Llaneza.

          Al final, el tema desemboca en el recurrente debate sobre qué sucede con nuestras cuentas (correos, redes sociales, e-tiendas…) y toda la información que albergan cuando morimos. En la mayoría de casos (Facebook, correos…), y basado en el secreto de las telecomunicaciones, los familiares pueden darlas de baja sin tener acceso al contenido. Sucedió durante la Guerra de Irak, cuando muchos quisieron entrar en el correo de algún pariente fallecido en el conflicto y las empresas se lo denegaron. A lo sumo, empresas como Facebook permiten construir una suerte de macabro memorial del fallecido, pero lógicamente cancela todas las notificaciones (como el recordatorio del cumpleaños o invitaciones a fiestas) que le llegarían si viviera.

♦ MI OPINIÓN

          Dirán que es un tema complicado, pero a mí me parece injusto. Si alguien compra un contenido, porque es lo que dicen venderte, el contenido, debería poder hacer con él lo que mejor le parezca.

          Si las compañías se defienden diciendo que no venden el contenido, sino el derecho a usarlo de sus bases, deberían de cobrarlo muchísimo más barato, porque entonces lo que estarían haciendo no sería diferente a lo que hace una biblioteca pública, prestarte las cosas mientras las necesites y ellos decidan que por algún motivo ya no podés tenerlas.

          En el caso de Amazon, deberían haber dado una serie de avisos antes de borrar los libros de las bibliotecas de sus usuarios. ¿Qué ocurre con aquellos que los compraron porque necesitaban leerlos y se encontraron a la mañana con que ya no los tenían?

          El libro de papel no se ve próximo a desaparecer, y con esas actitudes muchísimo menos. Lo que logran con estas acciones es fomentar la piratería, logrando que la gente ya no quiera arriesgarse a comprar con licencias engañosas.




Fuente: El País